Esta regla es aplicable tanto para las personas como para las cosas. Es fácil criticar a los demás sin pensar en tus propios defectos, y fácil también encontrar fallas en tu trabajo o en situaciones que no son de tu agrado. Es mucho más difícil ser un constructor de relaciones personales y crear obras de arte, productos útiles, o negocios rentables. Asegúrate de ser un constructor, no un destructor de vidas ajenas y situaciones. Al criticar las acciones o el trabajo de los demás, ya sea que se trate de tus hijos, tus empleados, u otras personas de la que tú eres responsable, asegúrate de que tus críticas sean positivas y dirígelas hacia las acciones que ellos hayan realizado, y no sobre sus personas. Incluye sugerencias específicas para su aplicación y céntralas en posibilidades de éxito.