Se ha dicho que el trabajo de un líder es inspirar a otros a alcanzar altos niveles de logro, mientras que el trabajo de un gerente es la de proteger los activos de los inversionistas. Las personas más exitosas son aquellas que reconocen las similitudes y diferencias entre las responsabilidades de liderazgo y gestión, asumiendo ambas tareas con igual habilidad y aplomo. Cuando lo hacen, se dan cuenta de las recompensas que son proporcionales a sus esfuerzos. Cuando aceptas de buena gana la responsabilidad de tus propias acciones y haces tu trabajo de tal manera que proteges los intereses de tu patrón, pronto se te encomiendan responsabilidades cada vez más importantes. Y como resultado, aquellos que tienen la capacidad de asumir la responsabilidad para el éxito de una organización o proyecto, siempre devengarán los sueldos más altos como reconocimiento a su esfuerzo.