En cualquier negocio, profesión u ocupación, llega el momento en que tú debes dar. Por algún tiempo puedes hacerte al tonto pretendiendo que estás dando a los demás a través de un trabajo honesto, pero eventualmente llegará el momento en que se te evalúe por tus hechos y no por tus palabras. Si eres más hablador que lo que realmente haces, cambia entonces esa actitud a partir de ahora. Corres el riesgo de naufragar por la vida cuando no haces más allá de lo que se requiere hacer y puede que nunca sepas lo que podrías haber alcanzado si únicamente hubieras estado dispuesto a dar un poco más de tu parte. Las mayores oportunidades siempre van hacia aquellos que tienen una afinidad por el trabajo duro y no una alergia hacia él.