Sin un plan en tu vida es más fácil ofrecer menos resistencia a dejarte llevar por la corriente sin llegar a ningún destino en particular. Tener un plan definido en tu vida simplifica significativamente el proceso de tomar cientos de decisiones diarias que influyen en tu éxito final. Cuando sabes a donde ir, puedes decidir rápidamente si tus acciones se están moviendo hacia tu meta o alejándose de ella. Sin metas definidas ni planes para su logro, cada decisión se va al vacío. Definir propósitos facilita el contexto y te permite vincular acciones específicas a tu plan total.