Los pensamientos son cosas. Cada pensamiento que liberas, bueno o malo, es una forma de energía que puede influir en los que lo reciben, para bien o para mal. Lo más importante es la forma que tus propios pensamientos influyen en ti mismo. Te conviertes en lo que piensas acerca de tu entorno. Si piensas en el éxito, condicionas a tu mente para que busque el éxito en lo todo que haces y tu mente se convierte como en un gran imán para atraerlo. Por el contrario, si piensas en el fracaso y la desesperación, pronto te convertirás en miserable y desesperado. Para mantener tu mente en una línea positiva, desde el momento en que comiences a experimentar negativismo, toma una decisión consciente para eliminarlo de inmediato y sustitúyelo por sus contrapartes positivas.