El único límite que fijas en tus ingresos y en tu potencial de avance los determinas tu mismo. Si no te gusta tu empleo, o si no estás satisfecho con tu sueldo, haz algo al respecto. Pregúntate: ¿Qué puedo hacer para volverme más valioso para mi departamento y mi empresa? ¿Qué tareas no se han terminado porque nadie tiene el tiempo o la disposición para ocuparse de ellos?. Mira a tu alrededor e identifica las cosas que hay que hacer. No esperes que se te pregunte. Si haces el hábito de buscar oportunidades, para asumir nuevas tareas, aumentarás tus conocimientos sobre la organización y te convertirás automáticamente en un empleado valioso que tu empresa no puede permitirse el lujo de perder.