El fracaso no existe a menos que se acepte como tal. Cada derrota es temporal excepto que se vuelva permanente cuando uno mismo se de por vencido. De hecho la derrota temporal frecuentemente nos fortalece y nos hace más capaces. Cada vez que intentamos y fracasamos, aprendemos algo que nos ayuda a prepararnos para un eventual éxito. Solamente en el salón de clases pareciera que hay una respuesta para cada problema. Si has intentado un método que no funciona, intenta algo más. Cuando veas la adversidad únicamente como una experiencia de aprendizaje, fácilmente tus éxitos superaran en número a tus fracasos.