Las metas que hayas establecido para ti mismo, son como el timón de un barco, te guiarán hacia un destino específico, pero sin ellos, son como un barco sin timón, te resultará imposible mantener el rumbo e irás a la deriva por la vida. Establece metas y conviértelo en un hábito de vida. Si a veces enfrentas problemas para mantener la concentración, fíjate metas pequeñas y alcanzables y sigue con el trabajo hasta que logres lo que te has propuesto. Por ejemplo, busca maneras más rápidas y eficientes de hacer tu trabajo rutinario. O toma los trabajos más difíciles primero cuando tengas la mayor cantidad de energía y tu concentración se encuentre en su nivel más alto. Guarda los trabajos más fáciles para el final. A algunos pequeños éxitos siempre seguirá inevitablemente los grandes logros.