Si eres uno de esos que creen que el trabajo duro y la honestidad, por sí solos, traen la riqueza, ¡abandona tal pensamiento!, pues no es cierto. Las riquezas, cuando vienen en grandes cantidades jamás son sólo el resultado de un duro trabajo. Las riquezas se presentan, en el caso de que lleguen, en respuesta a demandas definidas basadas en la aplicación de principios definidos y no debido a la casualidad o la suerte.