Margaret Thatcher dijo una vez que ser poderoso es como ser una dama: Si tienes que decirle a los demás que lo eres, al decirlo no lo eres. Los grandes líderes se ganan el respeto por la forma en que se conducen y no por lo estruendoso de sus órdenes. El respeto se gana al respetar a los demás. Sigue la regla de oro en tu trato con los demás, y vas a ganar su lealtad por siempre. Si alguna vez esperas tener autoridad sobre los demás, primero debes probar que eres digno. Debes demostrar a los demás de que te preocupas por ellos, y como un líder, que siempre estás al pendiente por sus intereses. Un buen oficial siempre se asegura de que las tropas estén previstas de suministros antes de exigirles resultados en el campo de batalla. Es una lección que con demasiada frecuencia se pasa por alto en la lucha por llegar a la cima, pero que de no hacerlo evita también tu éxito.