Muchos filósofos han declarado que el hombre es dueño absoluto de su destino terrenal, pero muchas veces han omitido decir porque el hombre es dueño de tal destino. La razón de tal situación, es porque el hombre tiene el poder de influir sobre su subconsciente, y un ejemplo claro de esto sucede cuando un ardiente deseo lo puedes convertir en dinero a través del uso de la autosugestión como agente mediante el cual puedes influir sobre tu subconsciente.