La mayoría de nosotros nunca sabremos nuestra verdadera capacidad de logro, mientras no nos desafiemos a realizar nuestras actividades al máximo posible. Esta obviedad es evidente, principalmente cuando se nos presenta una oportunidad que realmente nos interesa. En esos casos no importa lo ocupado que podamos estar, de alguna manera encontramos el tiempo para seguir adelante. Por el contrario, las cosas que tienen poco atractivo para nosotros, los dejamos para después y con el tiempo hasta nos olvidamos de ellas. Las personas ocupadas no son indecisas. Ellos saben que en la vida, como alguna vez dijera Juan David Wright acerca de los negocios, “o te mantienes en movimiento o corres el riesgo de caerte”. Por lo general, las personas más eficaces tienen un sentido de urgencia. Se fijan plazos y se obligan a establecer prioridades. En tu caso, si tus actividades no requieren generalmente de plazos estrictos, no importa, establécelos, eso te ayudará y te sorprenderá de lo mucho que puedes lograr en un corto tiempo.