Wally Amos, el hombre a quien muchos consideran el padre de la industria galletera, llegó a convertir limones en limonadas tan frecuentemente en su vida, que en su retrato oficial lo puedes ver sosteniendo una jarra en una de sus manos y un vaso con limonada en la otra. Amos, un hombre siempre optimista, se negaba a reconocer que los obstáculos fueran algo más que simples piedras en el camino para lograr el éxito. En una carrera que abarca varias décadas, este gran personaje llegó a la cima del éxito varias veces, únicamente para perder todo y comenzar de nuevo desde cero. Sin embargo, nunca perdió la fe. Él aconsejaba: “Tienes que dejar correr libremente tu fe y confianza y no agonizar. No desperdicies tu tiempo preocupándote. La preocupación te impide prepararte. Analiza la situación y enfócate en las soluciones. Siempre hay una respuesta y solución.”