Al final del día, poco importa lo que otros piensen de ti, lo importante es lo que pienses de ti mismo. Al reflexionar sobre el trabajo de este día, pregúntate: ¿He dado el 100 por ciento de mi tiempo y talento el día de hoy? Y si esta empresa fuera mía ¿me gustaría que estuviera repleto de cientos de personas que trabajaran como yo, o preferiría contratar a personas con una mayor iniciativa? Cuando te conviertes en el tipo de persona con la que te gustaría trabajar o en la persona que te gustaría que trabajara para ti, no estás muy lejos del día en que ya puedes convertirte en el propietario de una empresa, o al menos llegar a ser una parte valiosa de la misma. Lo más importante, es que puedas dormir bien por las noches, con la tranquilidad de que has puesto lo mejor de ti en tu día de trabajo, y que has devengado tu sueldo honestamente, y sobre todo, teniendo la serenidad de haber cumplido con los estándares de rendimiento que te exiges a ti mismo.