La fuerza de voluntad y el deseo, cuando se combinan adecuadamente, forman una pareja irresistible. Los hombres que acumulan grandes fortunas son conocidos generalmente como individuos de sangre fría y hasta algunas veces rudos. A menudo son personas incomprendidas. Lo que poseen es fuerza de voluntad que mezclan con la persistencia y la colocan tras sus deseos para “asegurar” la consecución de sus objetivos.