Los pensamientos que se mezclan con cualquiera de los sentimientos emocionales, constituyen una fuerza magnética que atrae a otros pensamientos similares o relacionados. Un pensamiento así magnetizado con emociones puede compararse a una semilla que cuando se planta en terreno fértil germina, crece y se multiplica una y otra vez, hasta que aquella pequeña semilla original se convierte en millones de semillas de la misma clase.