La indecisión es un hábito que generalmente se inicia en la juventud. Ese hábito se convierte en cosa permanente cuando el individuo pasa por la escuela de primer grado, por la segunda enseñanza e incluso por la universidad sin que muestre propósitos definidos. El hábito de la indecisión acompaña al estudiante hasta la ocupación que elige… si es que elige alguna. Generalmente, la juventud al abandonar la escuela busca cualquier clase de trabajo, el que le salga al paso. El joven acepta lo primero que encuentra porque ha caído en el hábito de la indecisión. Noventa y ocho de cada cien personas que hoy día trabajan a sueldo, ocupan tales puestos porque carecen de un propósito bien definido, de un plan a seguir para salir del “hoyo.”