Tal afirmación es verdad. El dinero no tiene carácter, personalidad ni valores. Sus acciones únicamente reflejan los deseos de quien lo posee. El dinero permite edificar grandes hospitales y escuelas, o puede también servir para cosas intrascendentes y suntuosas sin un valor significativo. El dinero puede usarse para construir museos o alojar hermosas obras de arte, puede ayudar a construir hermosas casas o grandes fábricas pero también puede ser útil para generar y adquirir instrumentos de guerra y destrucción. Conforme construyas tu riqueza personal, asegúrate de construir al mismo tiempo tu carácter apartando una parte de esa riqueza para ayudar a tus prójimos en necesidad. Elige a una iglesia, una fundación o una organización caritativa a la que puedas apoyar económica y entusiastamente. Luego aporta el dinero y tu tiempo para esa causa. El beneficiario primario de esas nobles acciones serás tu mismo al realizar la acción de dar más que quien lo reciba.