La recompensa puede no verse de inmediato, quizás no hoy, no la siguiente semana o el siguiente año, pero tarde o temprano llega. Cuando te preocupas por cuidar los activos de tu empresa como si fueran las tuyas propias, demuestras con ello ser confiable y digno de confianza para todos a tu alrededor, incluyendo jefes y compañeros de trabajo. Al hacerlo estás destinado para mejores y más grandes proyectos. No es necesario que los ahorros sean grandes. Más bien lo más importante es el hábito de eliminar los desperdicios y buscar oportunidades de ahorrar dinero. Examina todo lo que haces para ver como lo podrías hacer más económicamente, y como resultado será inevitable que pronto te encuentres a ti mismo a cargo de presupuestos de mayor cuantía y a cargo de mayor cantidad de subordinados.