Hay una notable diferencia entre desear una cosa y estar en disposición de recibirla. Nadie está dispuesto a tal recepción hasta que “cree” que puede hacerlo y que puede lograrlo. El estado mental debe ser creencia y no simple deseo o esperanza. Para la creencia es esencial una mente liberal y receptiva. Las denominadas mentes cerradas no inspiran fe, valor o creencia.