La mayoría de las personas que fracasan en la acumulación de dinero suficiente para cubrir sus necesidades se dejan influir generalmente por la opinión de los demás. Permiten que los periódicos y el comadreo de los vecinos piensen por ellos. Las opiniones son el artículo más barato de la tierra. Todo el mundo tiene un auténtico rebaño de opiniones dispuesto a verterse en aquella persona que lo acepte voluntariamente. Si te dejas influir por opiniones ajenas cuando tomes decisiones, no tendrás éxito jamás en ninguna empresa y muchísimo menos en la de transmutar tu propio deseo en dinero.