Thomas Jefferson alguna vez dijo que la grandeza de un hombre se mide por la solidez de sus convicciones. Cuando tienes la motivación, que nace de la convicción sincera de que eres una persona de carácter sólido, honesto, amable, y cariñoso, nunca tendrás que preocuparte de lo que piensen los demás acerca de ti. Si sabes de corazón que eres bueno y decente, podrás enfrentar los desafíos de la vida con la frente en alto sin el temor de lo que los demás opinen al respecto.