Cuando se evalúa la posibilidad de un préstamo, un banco concede gran importancia a tres cosas: la capacidad del prestatario para pagar el préstamo, su historia crediticia y el carácter e imagen del solicitante. Las dos primeras consideraciones se puede calcular matemáticamente, y el tercero requiere de juicio y experiencia. Los banqueros prudentes han aprendido que las personas con seriedad de carácter son siempre un buen riesgo porque toman en serio sus obligaciones, mientras que los que gastan sus recursos en las trampas del éxito se debe evitar a toda costa. Protege tu buena reputación como protegerías tu hogar, tus inversiones, y tu vida misma. Cuando una reputación se hace añicos, sólo lo pueden recuperar aquellos que han desarrollado el coraje y la fuerza de voluntad para perseverar ante los retos y grandes dificultades.